Aunque ya no formes parte de mi vida





Me imagino que desde que leíste el título, el nombre de alguna persona vino a tu mente, pero de quien sea que se trate, solo tu lo sabes. Este escrito va dedicado a todos aquellos que en algún momento fueron parte de nuestra historia, que dejaron una huella en nosotros, nos inspiraron y dejaron grandes aprendizajes, pero que por alguna razón, hoy ya no forman parte de nuestra vida. Conforme pasa el tiempo estamos en constante cambio, si te pones a pensar cómo eras hace un año, seguramente te darás cuenta que no eres exactamente el mismo que antes, algo en ti cambió, quizá en ese momento no te gustaba el sushi y ahora lo amas; lo mismo pasa con los demás. Todos estamos en constante transformación de acuerdo a nuestras experiencias y vivencias, lo cual no tiene nada de malo, al contrario, nos permite crecer como persona. 

A lo largo de nuestra vida conocemos a muchas personas, algunas solo están en nuestro camino unos días, otros meses, y hay quienes están años o “para siempre”. Cuando conectamos con alguien desarrollamos un sentimiento, empezamos a convivir cada vez más y a hacernos íntimos, hablar sobre nuestros sueños, metas y miedos. Los incluimos en nuestros planes, si tenemos un recurrimos a ellos como nuestra zona segura, y si queremos divertirnos, son los primeros en traernos la fiesta.
Se hacen tan cercanos hasta a considerarse inseparables, con solo mirarse saben lo que el otro está pensando, y no tienen dudas de que tanto en las malas como en las buenas, estarán para apoyarse.

Pero con el paso del tiempo esa conexión fue desgastándose poco a poco, sus caminos comenzaron a tomar rumbos diferentes, a los planes que algún día hicieron de repente les apareció fecha de caducidad. Se dieron cuenta que todo aquello que compartían y que los unió en un lapso de su vida, ya no existía más. No, no quiere decir que el cariño se esfumó , simplemente cada uno abrió su panorama a cosas distintas, cambiaron las perspectivas que tenían y comenzaron nuevos planes y metas. 

Para todos aquellos que ya no están pero que definitivamente quisimos mucho, gracias por estar en ese trayecto del camino, gracias por ser nuestro pañuelo de lágrimas cuando lo necesitamos, por escuchar las mismas historias una y otra vez hasta el cansancio, por reírnos juntos hasta que el estómago nos doliera. Hoy llevan un rumbo diferente al que alguna vez imaginamos, pero los aprendizajes y vivencias que aprendimos juntos, se quedarán guardados por la eternidad. Ya no estás, pero influiste en lo que somos ahora, y por eso estaremos siempre agradecidos. A donde quiera que vayas y donde quiera que estés, te deseo lo mejor y sobre todo que vivas una vida que te haga feliz, y de la cual te sientas orgulloso. 




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