Mi día no puede estar peor…. Y empeora.







Hoy me gustaría platicarte sobres esos días en que sentimos que el mundo se puso en nuestra contra, el clásico día donde nos sentimos tan enojados o de muy mal humor y decimos ¡Mi día no puede ir peor! ¿Y qué crees? ¡oh sorpresa! Empeoró. 
Cada cabeza es un mundo, solo nosotros mismos sabemos por lo que estamos pasando y cómo lidiamos con ello. Si a eso le agregamos las situaciones que salen de nuestras manos y el estrés de nuestras actividades, probablemente llegaremos al punto de pensar que nada podría seguir saliendo tan mal, pero pasa. 

Nuestra mente es demasiado poderosa, tenemos pensamientos conscientes y subconscientes que nos van acercando a nuestros objetivos, a crear soluciones, o a convertirnos en un problema. Este texto no se trata precisamente de lamentarnos por aquellos días en que nuestros planes se salieron de control, sino de apoyarte a cambiar el panorama de lo que en ese momento ves como un problema y trágico día. 
En efecto, todos alguna vez hemos sentido que el Universo no coopera ni un poquito con nosotros… “¿qué he hecho mal?”, te preguntas. Te pones de malas, te irritas, y culpas a cualquiera al que se le ocurra pararse enfrente de ti. Automáticamente todos son culpables de todo lo que pasa en tu vida, menos tú. Déjame decirte algo, existe razón en que muchas de las cosas que nos pasan, quedaron fuera de nuestras manos, sin embargo, lo que haremos a partir de ellas, SI está en nuestras manos. 



Quizá un par de cosas no nos han salido bien, pero no podemos quedarnos atascados en ese sentimiento de fracaso, debemos salir y enfrentarlo. Cuando algo no funciona lo que hacemos es repararlo, o en otros casos, reemplazarlo. Aquí está la fórmula clave, nuestra actitud malhumorada y enojada con el mundo, porque quizá el de tránsito me puso una infracción, no va a servir de nada. La situación ya existe, pero en ti está repararla y ponerle una buena cara, muchas veces atraemos las cosas de acuerdo a cómo nos sentimos, si todo el día te la pasas gritando que tu vida es un desastre y que todo te sale mal, créeme ¡todo te saldrá mal! 
Pero ¿qué tal que un día cambias la frase? Y ahora te dices “¡todo saldrá bien!”. No, no es arte de magia, se trata de cambiar tu perspectiva. Si pudiste sentirte mal y hacer las cosas de acuerdo a cómo te sentías, de seguro ahora puedes intentar motivarte con una nueva frase y actuar de acuerdo a ella. 

Si ya pasaste un mal rato, respira y despeja tus mente unos minutos, desconéctate del sentimiento destructivo, y conéctate con el sentimiento que te dará las herramientas para ser el cambio que tu día necesita. No te encierres en un solo momento y le permitas que te robe tu energía, al contrario, ¡tú ponle energía al momento! Lo que ya pasó no pudiste controlarlo, es pasado. Pero lo que harás ahora si puedes decidirlo. En ti está guardarte el estrés y el mal humor, o soltarlo y dejarlo ir. Si lo haces lograrás enfocarte en lo bueno qué hay a tu alrededor, te invadirá la energía positiva, la motivación para mejorar y entonces podrás decir: 
¡Mi día no puede ir aún mejor! Y si, mejora. 






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